sábado, 17 de enero de 2009

Grapus

Cartel, "Festival mundial del teatro", 1979.

Cartel, "El niño en la sociedad industrializada", 1976.

Serigrafía, "Lenin", 1977.

Cartel "Junio en la calle", 1977.

Aunque muchos diseñadores conocen qué fue el colectivo Grapus, como en la entrada anterior he colocado una cita de quien fuera uno sus miembros, me parece adecuado hacer aquí una pequeña referencia.
Fundado en 1970 por Pierre Bernard, Gérard Paris-Clavel y François Miehe, -todos ellos miembros del Partido Comunista Francés, formados en el Institut d’Environnement de Paris y a los que unos cinco o seis años más tarde se unirían Jean-Paul Bachollet, Alex Jordan y Marc Dumas-, surgió todavía al calor de los últimos rescoldos del Mayo del 68.
Y es que en aquel mes y en aquel año, París se había convertido en un escenario idealista donde la gráfica se contemplaba -como ya hicieran las vanguardias artísticas de principios del siglo XX- como un herramienta de intervención social altamente eficaz. Los estudiantes de la Escuela de Bellas Artes se unieron a la huelga general y ocuparon los estudios de diseño y las imprentas; organizados bajo la denominación de Atelier Populaire, y funcionando de manera asamblearia, produjeron carteles y periódicos murales de una enorme vitalidad.
De aquel clima revolucionario surgió Grapus. Con una metodología procedente en buena parte de la semiología tamizada por la influencia de la gráfica polaca, -cuyas enseñanzas habían recibido Bernard y Paris-Clavel directamente de Henryk Tomaszewski- sus imágenes, a veces agresivas y en ocasiones hasta repulsivas, con sus colores brillantes, sus garabatos infantiles y sus impredecibles mezclas de formas fueron una llamada de atención no sólo para sus compatriotas sino para un buen número de diseñadores inconformistas de todo el mundo que encontraron en ellos un camino a seguir.
Grapus, cuyo nombre procedía de un juego de palabras entre “graphics” -su profesión- y “crapules staliniennes”, -su manera crítica de aproximarse al comunismo en un momento en el que se estaba poniendo en duda la doctrina oficial- significaba una concepción del diseño plena de idealismo y compromiso. Aunque el trabajo se hacía de manera individual, respetando el estilo de cada uno, cualquier propuesta se firmaba de manera conjunta tras ser examinaba y discutida por todos los miembros del grupo; era la forma de poner en práctica unas ideas que suponían una nueva visión de la sociedad (enfocada desde la izquierda) y que se concretaban en un trabajo con vocación de servicio público, ligado al ámbito de la cultura -en sus líneas más progresistas- y al de la política -porque para ellos el desempleo o la educación eran, al fin y al cabo, cuestiones políticas- y lo más alejado posible de la publicidad que para el colectivo no era sino una herramienta del poder que constreñía la libertad creativa.
Durante unos veinte años -su disolución se producirá en enero de 1991, tras haber recibido el Gran Premio Nacional de Arte Gráfico de Francia- Grapus diseñó campañas sociopolíticas impactantes -como la de la “Union du peuple de France”-; creó la imagen corporativa del sindicato comunista CGT y desarrolló la línea de comunicación de un buen número de organizaciones de ayuda humanitaria, centros culturales -como La Maison de la Culture de Nanterre o la de Sant Etienne-, teatros -“La Salamandre”, el Theàtre du 8ème o el Petit Odeon- y museos -entre otros el de la Revolución Francesa-; agrupó a diseñadores reconocidos de todo el mundo para llevar a cabo proyectos en torno a una determinada causa como sucedió, por ejemplo, en 1989 cuando sesenta y seis profesionales fueron convocados para realizar una serie de carteles -que serían expuestos en la conmemoración del Bicentenario de la Revolución Francesa- con el tema de los derechos humanos; mostró su trabajo en más de cincuenta exposiciones y provocó, en su momento, una buena cantidad de literatura. No obstante, quizá por encima de todos estos logros esté que Grapus sirvió -y aún sirve- de modelo para quienes creen que el diseño tiene una función y una responsabilidad social.
Si queréis ver un estupendo archivo con imágenes de sus trabajos, podéis consultar: http://www.aubervilliers.fr/rubrique113.html

Todo es posible

Hace algunos años, el diseñador francés Gérard Paris-Clavel (ex miembro de Grapus), publicó un texto titulado "Everything is possible", en el que llevaba a cabo una reflexión sobre la enseñanza del diseño gráfico y su contexto. Aquí os dejo una cita:
“La vida escolar es un tiempo privilegiado donde la exploración personal y el intercambio social pueden producirse abiertamente, en una libertad relativa de la presión de la necesidad económica y de la carrera para obtener contratos o poder simbólico, un tiempo para aprender apasionadamente los riesgos del fracaso, de cometer errores y de comenzar otra vez de nuevo”.

miércoles, 14 de enero de 2009

Carles Fontseré y Cesc

Como no sé si entrais en los comentarios que la gente deja a las entradas, os pongo aquí un enlace que me envía Jordi, para conocer mejor el trabajo de Carles Fontseré: http://www.sbhac.net/Republica/Carteles/Fontsere/Fontsere.htm
Jordi también me manda uno sobre Cesc, un gran dibujante al que tampoco hay que olvidar: http://ca.wikipedia.org/wiki/Cesc_(dibuixant)
Gracias por la contribución, Jordi.

sábado, 10 de enero de 2009

Recordando a Carles Fontseré (1916-2007)

Carles Fontseré, delante de las Torres Gemelas de Nueva York, en una foto realizada por su mujer, Terry Broch. 



Tres ejemplos de la gráfica realizada por Carles Fontseré durante la Guerra Civil, en apoyo de la causa republicana. 

El 5 de enero pasado se han cumplido dos años del fallecimiento de Carles Fontseré. Cuando sucedió, no tenía este blog y no tuve la oportunidad de rendirle el homenaje que me hubiera gustado.

Tuve la suerte de conocerlo a él y a su mujer Terry Broch en 1999 y fue entonces cuando surgió una estupenda relación que me llevó a visitarlos en diversas ocasiones, a hacer el breve discurso de entrega del galardón “IL·LUSTRAD’OR”, otorgado por APIC (Asociación Profesional de Ilustradores de Cataluña) –todavía lo recuerdo bailando con Terry en la cena-, a escribir un texto para un pequeño catálogo y a hacerle una entrevista, con Andreu Balius, que se publicó en la revista Grrr, creo que hace unos nueve años.

La última vez que estuve con ellos fue cuando se presentó el libro Carteles contra una guerra en el año 2003, en el FAD. Vino muy ilusionado desde Gerona para apoyarlo porque la situación le recordaba aquella movilización de conciencias de la que él mismo fue protagonista en 1936. Tenía ochenta y siete años pero os aseguro que era jovencísimo.

En fin, para quienes no sepan quien fue, aquí os dejo con un texto mío sobre su trayectoria profesional.  

Nacido en 1916 en el seno de una familia barcelonesa tradicionalista, Carles Fontseré comienza su trayectoria profesional a la edad de quince años, dibujando para Reacción. Semanario de lucha política, una publicación del entorno carlista. Poco tiempo después, con tan solo diecisiete años, crea portadas de libros y realiza las primeras incursiones en el mundo de la publicidad, ejecutando anuncios y carteles cinematográficos.

En un proceso paralelo a su consolidación como “artista comercial”, y en parte por un suceso familiar, Fontseré sufre un cambio radical en sus ideas al descubrir la “arbitrariedad de la justicia, el drama de la pobreza” y la hipocresía moral de la sociedad bienpensante a la cual pertenece, en sus palabras.

La agudización de los conflictos sociales de aquel periodo coincidió con su experiencia personal de lucha por la supervivencia como trabajador del arte, lo que le condujo a aproximarse a las ideas del anarquismo libertario. 

Al estallar la Guerra Civil, decide desde el primer momento apoyar a la causa republicana y combatir con las armas que mejor maneja: el lápiz y los pinceles. Entiende, como otros artistas de la vanguardia internacional, que el artista debe comprometerse con la sociedad.

Esta manera de concebir la práctica artística marcará el resto de su vida y le llevará a buscar siempre aquellas formas visuales que, desde su punto de vista, puedan conectar mejor con el público. Por ello, se inclinará hacia la figuración, concebida como un territorio abierto que puede ser fácilmente comprendido por cualquiera que desee acercarse a él.

Su obra fue, por tanto, el resultado de una interacción con el lector-espectador, donde la estética se hallará siempre subordinada al mensaje transmitido y su papel será el de contribuir de manera significativa a la comprensión de éste. Su trabajo, por tanto, fue de una sola pieza; no siguió corrientes, ni nunca se preocupó por las modas.

Precisamente, en julio de 1936 ese compromiso social en el que firmemente creía, le llevó a formar parte del Comité Revolucionario del Sindicato de Dibujantes Profesionales dentro del que organizó el Taller Colectivo de Propaganda.

Allí optó por una de las formas más directas de intervención pública: el cartelismo. Suyos fueron algunos de los mejores carteles de aquel convulso periodo –entre ellos el que primero que apareció en las calles de Barcelona y de España-, todos ellos llenos de una fuerza que nos muestran a un Fontseré expresivo y vital, capaz de transmitir la resolución necesaria para luchar por aquello en lo que se cree.

Incorporado en 1937 como combatiente a las Brigadas Internacionales, una vez disueltas, fue dibujante del Estado Mayor de la D.C.A. (Defensa Contra Aeronaves) y, más tarde, del Comisariado de Propaganda de la Generalitat.

El fin de la contienda supuso un largo exilio del que regresó a Cataluña en 1973, pero también fue el inicio de su trayectoria internacional que comienza en Francia, no sin dureza, pues primero estuvo internado en el campo de refugiados –en realidad un campo de concentración- de Argelés y, más tarde, en el de Saint Cyprien. Producto de esa dolorosa etapa fueron sus dramáticas litografías de refugiados.

La huída de Saint Cyprien le condujo a París, donde pronto se las ingenió para conseguir trabajo. Ilustró en El Poble Català (Semanario de los Catalanes en Francia) y dio los primeros pasos de su carrera como dibujante de cómics, trabajando para un semanario infantil.En aquellos momentos, Fontseré demostró que había alcanzado una gran habilidad en el dibujo, al introducir en Europa un tipo de ilustración poco corriente, a base de líneas trazadas a pincel que, hasta entonces, parecía haber sido privativa de los dibujantes americanos.

Junto a Antoni Clavé, durante la ocupación alemana de Francia, colabora con el semanario de arte y literatura La Gerbe. En ese periodo, diseña también carteles.

El año 1945, final de la Segunda Guerra Mundial, abre una nueva etapa para Fontseré: la de escenógrafo y figurinista de obras tan significativas como La Casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca, Nuestra Natacha de Alejandro Casona y Peribáñez de Lope de Vega.

El éxito alcanzado en estos territorios le lleva a embarcarse en una gran aventura: la creación en 1948, junto al músico Roberto Vicente y con Mario Moreno (Cantinflas) como productor, de un grandioso espectáculo, la revista “Bonjour México!” que, creada en París, se representará, como su título sugiere, en México.

La riqueza del vestuario y el despliegue de medios en unos escenarios excepcionales por su suntuosidad y belleza, conseguirán emocionar al público mexicano.

La década de 1950 significa un nuevo cambio en su discurrir vital y profesional. Conoce a Terry Broch en Nueva York; tras diversas vicisitudes se casa con ella en París y se instala, finalmente, en la ciudad de los rascacielos, donde permanecerá hasta 1973, momento en que ambos se establecen en España.

En un mundo donde es un completo desconocido sale adelante, nuevamente, gracias a su destreza como dibujante de cómics y como ilustrador de publicidad. Allí fue director de arte de una revista de temática hispana, escenógrafo y diseñador de vestuario y decorados. En ese periodo conoció a Salvador Dalí, con quien colaboró en la creación de su Happening en el Philarmonic Hall del Lincoln Center.

Fue en Nueva York donde, también, inició una brillante carrera como fotógrafo, a la que se entregó con pasión. Para él la fotografía era una forma de compromiso y la practicó siempre como documento social.

En 1973, como ya he comentado, regresó a Cataluña y se instaló en Porqueres, un pueblecito cercano al lago de Banyoles. A partir de ese momento, expuso parte de su inmensa producción fotográfica, dibujó, diseñó carteles culturales, pintó pero, sobre todo, se dedicó a escribir. Primero, lo hizo para diarios y revistas como La Vanguardia, Avui, Serra d’Or y la Revista de Girona. Luego elaboró textos para catálogos de exposiciones y, desde entonces y hasta su muerte, escribió sus memorias, con un enorme rigor. Su casa estaba llena de libros, recortes de periódicos y revistas y todo documento que le permitiera cotejar sus recuerdos con lo que sucedió pues siempre trató de ser lo más objetivo posible.

Una pequeña parte de su obra fotográfica se expuso pocos días antes de su muerte en el Espacio Cultural de Caja Madrid, en Barcelona. Como testimonio de aquella muestra nos ha quedado el estupendo catálogo Nueva York 1626-1990. Un relato gráfico de Carles Fontseré.

Fontseré fue dibujante, cartelista, ilustrador, diseñador, escenógrafo, figurinista, pintor y un gran escritor pero para mi fue, sobre todo, un ser humano excepcional.

Entre sus textos -todos ellos estupendos tanto desde el punto de vista literario como de contenidos-, Fontseré nos dejó los siguientes:

Memories de un cartelliste català (1994).

- Un exiliat de tercera (1999). La traducción al castellano (Un exiliado de tercera), es de 2004.

- Paris, Mèxic i Nova York (2004).

No quiero cerrar esta entrada sin enviarle un abrazo a Terry, su amiga y compañera. Fueron inseparables y aún me acuerdo de una conferencia en el Colegio Universitario de Segovia, a la que los invité, cuando Carles, siempre travieso a sus más de ochenta años, decía alguna que otra cosa inconveniente y ella le reñía suavemente, por desviarse del tema, con un “Carles, ¡qué cosas dices!”. Cuídate mucho, Terry. 

Si queréis ampliar información sobre él, además de sus libros, podéis consultar: 

http://torroella.cup.cat/index.php?option=com_content&task=view&id=18&Itemid=39

http://www.espacioalternativo.org/node/1866

Marina Deulofeu

Tipografía experimental realizada en la asignatura de Introducción al Proyecto Final del profesor Rober Pallas (Elisava).

Chile, the other 11th. Cartel cuyo objetivo era comparar el 11 de Septiembre de 1973 con el reciente 11 de septiembre. Trabajo realizado para las clases del profesor François Caspar (TaiK - University of Arts and Design Helsinki). 


Catálogo para el Museo Etnológico de Barcelona, sobre "El Arte del África Negra". Trabajo realizado en la asignatura de la profesora Marina Vilageliu (Elisava). 

Menú para el restaurante L'Ombú de Barcelona.

Todavía no ha cumplido los 23 años pero Marina Deulofeu destaca por su sensatez, la claridad de sus ideas y la madurez de su proceso de trabajo. Hace apenas unos meses que finalizó sus estudios en Elisava y ahora se encuentra en Gales, trabajando en prácticas para Mark Kendrick, del estudio de animación Frozen Moon Productions Ltd. y buscando empleo para cuando finalice la beca Leonardo que la ha conducido hasta allí. 

Mientras estudiaba, hizo prácticas, también, en el estudio de Ramon Úbeda y Pepa Reverter, en el de Enric Jardí y en Gráfica. Una trayectoria que no está nada mal para empezar.

Marina ha trabajado, además, como voluntaria en un grupo de ayuda a la integración de inmigrantes. Es, por tanto, un ejemplo de persona comprometida con el mundo en el que vive.

Inquieta y con muchísimas ganas de aprender, me cuenta que, como otros jóvenes, se matriculó en Diseño sin saber muy bien donde se metía y aconsejada por un profesor de bachillerato. Creo que habría que decirle a ese profesor que acertó de pleno y yo, particularmente, se lo agradezco porque ha sido una estudiante excelente. 

Y como acabo de hacerle una entrevista para este blog y aquí os dejo con sus respuestas:

¿Cuáles son los retos para una joven diseñadora como tú? 

Ahora mismo, mis retos son conseguir trabajar como diseñadora, si es posible en un estudio al que lleguen trabajos interesantes, y seguir aprendiendo ya que me he dado cuenta de que esto es solo el principio y queda muchísimo por aprender.

¿Qué es para ti el diseño?

Para mi el diseño es una herramienta para llegar a conseguir lo que uno se proponga, y un diseñador es quien tiene la capacidad y habilidad de observar y entender su entorno y  buscar una buena solución para mejorarlo.

Estudiar diseño me ha hecho, por un lado, cuestionar todo cuanto está a mi alrededor, no sólo visualmente sino también la forma en que interactuamos con él; y además ha hecho crecer en mí las ganas de tener más conocimientos y habilidades en otros campos relacionados con el diseño como la fotografía, el cine, el motion graphics…, para así poder aportar algo a este mundo visual en el que estamos viviendo.

¿Qué diseñadores te interesan y a quiénes admiras?

Si te soy sincera, no he sido nunca una persona de nombres, mi memoria es mas bien fotográfica, así que retengo muchas imágenes pero pocos nombres. Pero si tengo algunos en la cabeza es porque realmente me han chocado y me han hecho pensar, que es cuando realmente creo que el diseño llega a su cumbre.

Las imágenes impactantes de Tibor Kalman, los carteles reivindicativos de Barbara Kruger y los videoclips de Chris Cunningham. Admiro mucho el trabajo de Michelle Gondry, por su creatividad y sorprendentes resultados con los mínimos recursos.  Me interesan todos aquellos diseñadores, artistas, músicos, cineastas, fotógrafos que se entregan en sus trabajos, creando proyectos interesantes y con sentido.

Prácticamente acabas de dejar la Escuela, ¿echas de menos algo de la vida de estudiante?

Echo de menos el ambiente que se crea entre los compañeros, que es dónde más aprendes. También echo de menos tener tiempo para poder pensar en los proyectos y dedicarles el cuidado que se merecen.

¿Qué te ha aportado tu paso por la Escuela? ¿Qué has aprendido y qué te hubiera gustado aprender?

Ahora me doy cuenta de que he salido con una buena base porque me veo capaz de enfrentarme a muchos tipos de proyectos diferentes con los mínimos medios, y también valoro mucho la parte conceptual que me ha aportado la Escuela. Antes de empezar, pensar y repensar para darle a todo siempre un sentido y coherencia.

Pero, por otro lado, me he quedado con ganas de conocer la parte más tradicional del diseño, cómo es una imprenta, cómo es hacer serigrafía. En fin, me gustaría volver a las raíces y poder experimentar con ellas.

Actualmente estás en Inglaterra, con una beca y haciendo prácticas en un estudio de animación, ¿puedes hablarnos de tu experiencia?

Pocos días antes de entregar el proyecto final tuve la suerte de recibir la llamada esperada, me tocó la beca Leonardo para ir a trabajar al extranjero. Yo escogí Inglaterra para poder aprovechar la experiencia y mejorar el inglés. La empresa dónde me han enviado es un pequeño estudio en Gales de un chico freelancer que hace animaciones y vídeos para empresas y televisiones locales. Estoy ganando experiencia en programas de vídeo, animación, creando personajes, animándolos e ingeniándomelas para echar adelante los proyectos con los mínimos recursos.

Tu proyecto final de estudios tuvo un marcado carácter social, ¿crees que el diseño puede cambiar el mundo?

Yo diría, más bien, que el mundo lo podemos cambiar entre todos y que el diseño tiene su papel.

El diseño tiene la gran ventaja que puede hacer llegar una idea a cientos y miles de personas, puede solucionar problemas a gran escala, por eso sí que considero el diseño una herramienta social, que si la utilizáramos con este propósito iría cambiando poco a poco el mundo.

Bueno, pues aquí os dejo con su web: www.marinadeulofeu.com

viernes, 9 de enero de 2009

Entorno da Baskerville. Algunos trabajos

Natalia Crecente
Segundo Fernández

Uqui Permuy
Xosé María Torné


Álvaro Valiño

La diseñadora gallega Uqui Permuy me ha enviado las imágenes que estáis viendo. Pertenecen a la muestra Entorno da Baskerville que, como ya comenté en otra entrada, puede verse en el CGAG (Centro Gallego de Arte Contemporáneo) hasta el día 1 de marzo.
Desde luego, la cosa tiene buena pinta. Si alguno se pasa por allí y es un poco asiduo a este blog, por favor, que nos cuente algo, que los que estamos en la periferia barcelonesa y madrileña, no nos enteramos de nada...

sábado, 3 de enero de 2009

F.H.K. Henrion (1914-1990)

Portada de la revista Harper's Bazaar, 1943.

Cartel, 1943.

Portada de la revista Future no. 2, 1948

Doble página interior de la revista Future no. 2, 1948.


Ilustración "Changing of the guard", 1956.

Cartel Stop Nuclear Suicide, c. 1963.

Hacía tiempo que quería publicar una entrada sobre F.H.K. Henrion, un diseñador que destacó en su tiempo por su compromiso con el diseño y con aquellas causas en las que creyó. Así que aquí va.

Nacido en Nuremberg (Alemania) en 1914, entre 1933 a 1934 estudió diseño textil en París con Fred Levin. Un año más tarde, comenzó su formación como cartelista y diseñador gráfico en el taller de Paul Colin. Allí conoció el trabajo de A.M. Cassandre y tomó contacto con las ideas del arte moderno y, en especial, con el surrealismo.
En 1935 ganó el primer premio del Salon de l’Electricité. Entre 1936 y 1939 abrió diversos estudios en París y Londres y diseñó carteles, packaging y exposiciones.
Su trabajo se mostró en la Exposición Universal de París de 1937 y en la Feria Mundial de Nueva York de 1939.
Cuando estalló la II Guerra Mundial abandonó Francia, para trasladarse a Gran Bretaña -adoptó la nacionalidad británica en 1946- y trabajó como asesor para el Ministerio de Información y la Oficina Americana de Guerra en Londres. Asimismo, realizó carteles de propaganda bélica en los que puede percibirse la influencia del surrealismo y destaca su dominio del fotomontaje.
Henrion trabajó también para agencias de publicidad y editoriales. Fue director de arte de las revistas Contact y Futura y diseñó cubiertas para Harper’s Bazaar. En 1951 abrió la consultoría de diseño Henrion Design Associates. En los años sesenta fue asesor de la British Transport Commission, de Olivetti y de otras empresas, pues uno de los terrenos en los que destacó fue el de la identidad corporativa. Entre sus clientes hay que mencionar a KLM Royal Dutch Airlines, Penguin Books, Shell, London Transport, Coopers & Lybrand, Audi, Cunard Shipping, Oxfam y C&A.
A lo largo de su vida recibió numerosos premios, fue presidente de la AGI y de Icograda, profesor del Royal College of Art de Londres (1955-65) y del London College of Printing (1976-79).
Henrion siempre creyó en la importancia del mensaje pero, también, en la necesidad de cuidar la estética en cualquier trabajo de diseño. Fue un diseñador comprometido y trabajó (la mayoría de las veces como voluntario) en causas con las que se sintió identificado.
Para ver algunos de sus trabajos podéis consultar:
http://www.rennart.co.uk/henrion.html y http://flickr.com/photos/83759236@N00/503204920
A lo largo de su vida escribió varios libros, entre los que hay que mencionar The Image of a Company: Manual for Corporate Identity, Phaidon Press, 1990. (Todavía se pueden encontrar ejemplares en Amazon, a un buen precio).
En el año 2004, la Universidad de Plymouth le dedicó una exposición y en 1989, Mike Hope publicó: FHK Henrion: Five Decades a Designer, Flaxman Productions. (Hoy prácticamente imposible de conseguir excepto en alguna biblioteca americana).

viernes, 2 de enero de 2009

En torno da Baskerville

Cartel de Pancho Lapeña.


Uqui Permuy me ha enviado hoy la convocatoria de esta exposición que se celebrará en el Centro Gallego de Arte Contemporáneo (CGAC) del 8 de enero al 1 de marzo de 2009.
Os traduzco el texto que me ha mandado Uqui, gallego (espero que mi traducción sea decente):
En torno da Baskerville es un proyecto de la Asociación Gallega de Diseñadores (DAG).
Partimos de la idea de transformar un elemento icónico, como es un libro, en una obra diferente, un libro objeto, en otro libro o en un objeto en el que no quede rastro de su identidad original. En cualquier caso, la intervención supone la diferenciación y la personalización de una obra seriada o impresa, la creación de un diseño original no comercial a partir de un objeto de manufactura industrial.
Invertimos el proceso de creación: si normalmente creamos una maqueta para la producción, en este caso partimos de un objeto ya producido industrialmente para la creación de un original.
El libro escogido es A imprenta en Galicia. Século XIX, un catálogo o inventario de la producción impresa en ese siglo editado en dos volúmenes por la Xunta de Galicia en el año 2002, en la colección Bibliofilia de Galicia.
Escogemos este por ser una publicación austera y por su fuerza como representación icónica: un libro clásico encuadernado en pastas duras y maquetado con Baskerville, una tipografía diseñada en el siglo XVIII por John Baskerville, criticada durante mucho tiempo porque ‘cegaba a los lectores por sus trazos finos y estrechos’ pero posteriormente muy empleada, precisamente por su elegancia y claridad, en biblias y edición de clásicos literarios.
Se escogió precisamente el nombre de la tipografía, una opción no tomada por los diseñadores que participan en este proyecto pero central en el diseño del libro, para dar título a la exposición.
Los diseñadores gráficos e industriales que participan en este proyecto son: Lía Santana, X. María Torné, Pepe Barro, Xosé Salgado, Uqui Permui, Daniel Bembibre, Antón Lezcano, Álvaro Valiño, Pancho Lapeña, Gisela Ahumada, J. Ramón Méndez, Javier Perez, Jon Solozabal, Alberto Montiel, María Pereiró, María del Rosario Domínguez, Natalia Crecente, Óscar Canal, Óscar Otero, Segundo Fernández e Rafa Caccamo.
Más información en: http://www.cgac.org/
Suerte con la exposición.